lunes, 13 de enero de 2014

¿Hijos de un Rey? o ¿Mercaderes de un Templo?

 I- El rey de este mundo

En los días del ministerio de Jesús y siendo sanado un joven mudo, el mudo habló y la gente se maravilló, (Lucas 11:14 y 15, Mateo 9:32-33) pero algunos de ellos decían; “por Belzebú, príncipe de los demonios hecha fuera los demonios.”  Más El conociendo los pensamientos de ellos des dijo; “todo reino dividido contra sí mismo es asolado y una casa dividida contra sí misma cae y si también Satanás está dividido contra sí mismo ¿cómo permanecerá su reino?  Digo esto porque decís que por Belzebú echo yo fuera los demonios”.  El mismo Jesús, dejó establecido que en este mundo hay conflictos entre dos reyes, el rey de este mundo, Belcebú príncipe de los demonios y Jesús el Ángel fuerte que ata al rey de este mundo, para así saquear su reino. Es decir, todas las ovejas del redil que desde el Edén fueron condenadas, por tal razón fue que El dijo: “más si por el dedo de Dios echó yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros". (Lucas 11:20).

Ninguno puede servir a dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menos apreciará al otro. No podéis servir a Dios y a la riquezas (Mateo 6:24).  Desde ya aclaramos quien es el rey de este abismo terrenal. Después de Jesús haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches tuvo hambre y vino Satanás para tentarlo. Lo llevó a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos y le dijo: “todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:8). Queda establecido que el mundo y sus riquezas pertenecen al rey del mundo. La obra de Jesús en esta tierra era como el representante y sustituto de la raza caída, su función no fue como rey y señor de los bienes y riquezas terrenales. Estas pertenecen a Belcebú, príncipe de los demonios, quien es el mismo al que se refiere en Apocalipsis 12:9: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero, fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él.” (Apocalipsis 17:17).

Para Jesús tomar el lugar del segundo Adán se despojo a sí mismo, tomando forma de siervo hecho semejante a los hombres, se humilló a sí mismo, siendo obediente hasta la muerte y muerte de cruz, (Filipenses 2:5 al 8). Jesús vino a servir, no a ser servido.  ¿Cómo es posible que las ovejas del redil se dejen engañar por estos mercaderes vestidos de ovejas?  No recordáis como nuestro señor hizo un azote de cuerdas y echó todos estos mercaderes del templo, (Juan 2:13 al 22) como Jesús nos instruye sobre estos engañadores, ¿o sois mas ciego que los ciegos de Juan 9? (Efesios 2:20-21, 2da Corintios 6:16).  La palabra revela que el mundo y sus riquezas pertenecen al rey de este abismo, amar al mundo y buscar sus riquezas es servirle al dios de este abismo, Belzebú, príncipe de los demonios. Es claro que no se puede servir a dos dioses amarás a uno y aborrecerás al otro.


II- Tesoros Terrenales

En los días de la debilidad de Cristo, Satanás quiso engañarle ofreciéndole el mundo y sus riquezas, pero esto no llegó a ningún lado ya que aquel Jesús  lo había tenido todo, era el primogénito de Dios. Había disfrutado de los tesoros celestiales más inmensos y todas estas riquezas tuvo por nada, por amor a la raza caída. Se despojó de todo y se hizo poco menor que los ángeles, por tal razón este engaño no germinó. Pero tristemente en los días postreros, el amor a las riquezas dentro de los organismos religiosos crece como yerba mala en finca abandonada, todo lo cubre. Los temas principales ya no son el sacrificio de Cristo, ahora la prosperidad corre más veloz que los atletas kenianos. La expresión “somos hijos de un rey” es el toque de trompetas de los dirigentes religiosos. Estos proclaman: ¿Qué padre no le da lo mejor a sus hijos?  Esta melodía que suena como disco rayado es cierta si se le da la perspectiva correcta: el padre eterno nos dio en Jesucristo las riquezas más grandes de su reino. Esto es en Cristo, las riquezas se encuentran en lugares celestiales donde el moho no corrompe, no en la tierra.

El príncipe de este mundo sella a sus hijos con lo que posee: la gloria y riquezas terrenales. Pero ¿qué dice Jesús con relación a los hijos de las riquezas? Quitó  de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes, a los hambrientos, colmó de bienes y a los ricos envió vacios. (Lucas 1:52 y 53). “No os hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el moho corrompen y donde los ladrones minan y hurtan, por que donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:19).


III - Los hijos de las riquezas

Analicemos a la parábola del joven rico ((Marcos 10:17).  Si somos honestos reconocemos que los predicadores modernos lo que resaltan de este relato es, un hombre que por ser extremadamente rico rechazó a Jesús. Verdaderamente este joven no era un rico común y corriente como la gran mayoría. Inquiramos un poco en la biografía de este joven rico. Este joven no hizo como otras personas que esperaban que Jesús pasara por donde ellos estaban sino que fue corriendo, no pudo contener su anhelo de preguntar a Jesús. Notemos que al llegar se arrodilla, símbolo de adoración. Su primera expresión fue “maestro bueno” esto es muestra que el joven conocía la ley de Dios. En la antigüedad se le llamaba maestro solo a los maestros de la ley.  Este joven sabía que su maestro cumplía a cabalidad todas las exigencias de Dios, esta fue la razón por la cual llamó “maestro bueno”. Veamos la pregunta; ¿Qué hare para heredar la vida eterna?


Este joven reconocía que la vida eterna era por herencia, tenía que haber muerte, no se podía comprar ni vender, había que esperar la muerte del testamentario, es decir la muerte de Cristo.  Cristo como su vida perfecta nos acercó al Padre y con su muerte quedamos bajo el amparo de la ley de la herencia. Este joven tenía riquezas, pero reconocía que la vida eterna no era negociable, era solo por muerte de cruz, solo por gracia.

Notemos la contestación de Jesús “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios”. El sabia que los pecados de raza caída estaban sobre él y aunque en El no había pecado, era considerado el más grande de los  pecadores (Marcos 10:19). Veamos la respuesta de Jesús al joven rico: “los mandamientos sabes”. Jesús reconocía que este joven conocía los mandamientos, por tal razón este joven replica “todo esto he hecho desde mi juventud”.  La palabra revela que Jesús le miró y le amó mucho (Marcos 10:21) Aquél joven era un creyente. ¿Pero qué pasó?  Jesús le dice: “una cosa te falta, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en los cielos”. La palabra dice que este joven se fue triste y cabizbajo porque tenía muchas posesiones, pero los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas entran y ahogan la palabra y se hace infructuosa (Lucas 8:14, Marcos 4:19).  Las riquezas materiales ahogan el anhelo de seguir a Jesús, no puedes servir al dios de las riquezas y al mismo tiempo al Dios Omnipotente. Verdaderamente este joven dejó ir de sus manos la mayor riqueza de su vida, entregar sus bienes por amor a Jesús y obtener por gracia los tesoros más grandes de los cielos. ¡Pero hay algo que no podemos dejar de lado! Al ver Jesús que se había entristecido mucho dijo: “cuán difícilmente entraran en el reino de Dios los que tienen riquezas” (Lucas 18:24). Tristemente los dirigentes religiosos corren tras las riquezas. Su preocupación no son las ovejas del redil, estas son exprimidas hasta sacarles su última gota de sangre.  Ellos tienen sus ojos puestos en autos caros, mansiones, lujos y riquezas. Mas la palabra dice: “el que confía en sus riquezas caerá, mas los justos reverdecerán como ramas". (Proverbios 23:5).  Torre fuerte es el nombre de Jehová, a él correrá el justo y será levantado, las riquezas del rico son su ciudad fortificada y como un muro alto en su imaginación (Proverbios 8:18).

La parábola del rico y Lázaro tuvo un fiel cumplimiento en el Israel de Dios y su desprecio a los profetas. De hecho Cristo vino a su pueblo, el cual le rechazó, es decir no le conocieron (Lucas16:19 al 26). Pero hay una enseñanza que no se puede dejar a un lado. “Entonces el rico dando voces dijo: padre Abraham ten misericordia de mí, envía a Lázaro para que moje la punta de sus dedos en agua y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama, pero Abraham le dijo: acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida y Lázaro también males, pero ahora este es consolado aquí y tu atormentado”. Mientras estamos en este abismo podemos tomar decisión a que dios servimos, si al dios de las riquezas o al Dios creador. Esta decisión se toma ahora, no después de la muerte. Una cima muy alta nos separa, pero es claro que “difícilmente entrara un rico en el reino de los cielos”.

 

IV- Siervos de Dios

Siendo llevado Jesús camino al calvario, le seguían una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y hacia lamentaciones por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas les dijo: “hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino lloréis por vosotras mismas y por vuestros hijos”. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, en el seco ¿Qué no se hará? (Lucas 23:27-31) Este árbol verde era Cristo, recordemos que estas palabras fueron profetizadas a breves minutos antes de su muerte. Su rostro estaba desfigurado por los golpes, azotados por nuestra culpa, molido por nuestra maldad, escupido, habían cambiado al ser más puro del universo, por el más vil ladrón de aquellos tiempos (Lucas 23:3). De hecho al comienzo de su ministerio Jesús les dijo: “las zorras tienen guarida y las aves del cielo nidos, mas el hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza” (Lucas 9:58)

Si de aquél ser puro y santo hicieron tantos destrozos, ¿qué se puede esperar del árbol seco y caído? ¿Que simbolizan los verdaderos siervos de Dios? ¿Cómo es posible que si el Padre no tenia donde recostar su cabeza, ahora lobos vestidos de ovejas roban los diezmos del redil para vivir como millonarios? Viles ladrones, seguidores de riquezas de este mundo, hijos de Belzebú, príncipe de los demonios.
Desde el mismo Edén vemos dos principios en pugna (Génesis 4). Salvación por fe y salvación por obra. Estos principios marcan dos caminos, uno de salvación y otro de perdición. De igual forma la riqueza y la pobreza tienen destinos diferentes. Esto es visible en la parábola de Lázaro y el joven rico, uno gloria y riquezas materiales en este mundo donde el moho corrompen o una vida de pobreza obteniendo riquezas celestiales.

¿Qué evidencia presenta la palabra? Veamos, en Santiago 2:1-7 dice así: “Hermanos míos, amados, oíd, ¿no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino prometidos a los que le aman? Porque ya conocéis la gracia de nuestro señor Jesucristo que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo ricos, para vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos en Cristo". (2da Corintio 8:9). La promesa del evangelio fue dada a los pobres (Lucas 4:18, 6:20). “Bienaventurado vosotros los pobres porque vuestro es el reino de Dios” (Lucas 7:22).

 

V- El gran banquete, Lucas 14:15

Entonces Jesús les dijo: “un hombre hizo una gran cena y convidó a muchos y a la hora de la cena envió a sus siervos a decir a los convidados: venid que ya todo está preparado”.  Esta gran cena simboliza las Bodas del Cordero. Cristo con su muerte y triunfo en la cruz hizo un compromiso de bodas con su novia, esto es la iglesia mesiánica. Estos siervos simbolizan los mensajeros de Dios, seguidores de Cristo y no de hombres. Aquellos que fortalecen el redil con la buena palabra y no la exprimen hasta vender la lana. Notemos como todos comenzaron a excusarse. El primero dijo: “he comprado una hacienda necesito verla, excúsame”. El segundo expresó: “he comprado 5 yuntas de bueyes, voy a probarlo, excúsame”. El tercero dijo: “estaba de luna de miel, por tanto no puedo ir”. Notemos que todos los que estaban siendo convidados eran pudientes, querían disfrutar de sus bienes materiales. Los bienes materiales ahogaron el deseo de asistir a las bodas del cordero.
Notemos este rechazo, lo vemos del pueblo de Israel hacia Dios. A los suyos vino y le rechazaron. Podemos ver como el amor a las riquezas del supuesto pueblo de Dios ahoga el deseo de seguir el buen camino, convirtiéndose de esta forma en seguidores de hombres y riquezas.


Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor, entonces enojado el padre de la familia dijo al siervo: “ve pronto (esto implica un corto tiempo) por las plazas y las calles de la ciudad y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos, los necesitados, aquellos que reconocen la necesidad de un salvador, por que os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustarán mi cena”.
En  tiempo y tiempo veremos el reino de Dios, espero que mi corazón se regocije al verte en esta cena, esto es un compromiso con Dios, no lo dejes perder por seguir al hombre y sus riquezas.  Todas estas promesas fueron reveladas desde la antigüedad. “Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia” (Salmos 9:9, 10:9, 68:9 y 10, 73:12). “Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso y salvará la vida de los pobres”. “El que oprime al pobre afrenta a su hacedor” (Proverbio 14:31, 19:4, 22:22) “Cantad alabanzas, oh cielos y alégrate tierra y prorrumpid en alabanzas, oh montes, porque Jehová a consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia” (Isaías 49:13, 66:1-2).
Jehová dijo así: “el cielo es mi trono y la tierra estrado de mis pies. ¿Dónde está la casa que me habréis de edificar? ¿Y donde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas y así todas estas cosas fueron dice Jehová. Pero mirará a aquál que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra”.

 

VI- El costo de las riquezas

Estamos consientes, que en este abismo terrenal todo tiene un precio, la alimentación, la educación, el costo de vida cada día es más oneroso. Pero el amor a las riquezas tiene un precio aun más elevado, que pagarás con tu vida. Donde este tu tesoro, allí estará tu corazón.  No puedes servir a dos dioses al mismo tiempo, amarás a uno y aborrecerás al otro. Amar las riquezas es camino de muerte, no solo para ti, sino también para los que te aman y si amas a aquellos que disfrutan de las riquezas que atesoras, terminan amándolas como tú y ponen su corazón en estas riquezas, que con tu muerte serán sus riquezas.

He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, si no que confió en la multitud de sus riquezas y se mantuvo en su maldad. Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios. En la misericordia de Dios confió eternamente y para siempre, te alabaré para siempre, porque lo has hecho así. Si puse en el oro mi esperanza y dije al oro: mi confianza eres tú, si me alegre de que mis riquezas se multiplicasen y de que mi mano háyase mucho, si he mirado al sol cuando resplandecía o a la luna cuando iba hermosa y mi corazón se engañó en secreto y mi boca besó mi mano, estos también sería maldad juzgaba, porque habría negado al Dios soberano".  Así dijo Jehová: “no se aleve el sabio en su sabiduría, ni en su valentía su alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riquezas, mas alabe en esto el que se hubiere de alabar, en entenderme y conocerme que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas quiero”, dice Jehová (Salmos 52:7, Job 31:24). Ciertamente como una sombra es el hombre, ciertamente en vano se afana, amontona riquezas y no sabe quien las recogerá, y ahora señor ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti, se diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tu rebano, por que las riquezas no duran para siempre.

¿Y será la corona para perpetua generaciones? Mas ¡ay de vosotros, ricos! Porque ya tenéis vuestro consuelo, ¡ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! Porque tendréis hambre, ¡ay de vosotros, los que ahora reis, porque lamentaréis! ¡Ay de vosotros cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas. ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán, vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas estas comidas de polilla, vuestro oro y plata están enmohecidos, y su moho testificara vosotros y devorará del todo vuestra carne como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario