miércoles, 12 de febrero de 2014

El Reino Milenial 2nda parte

El Ángel con la llave del abismo y la gran cadena

 En el capítulo 12 del libro de Apocalipsis, verso 1 y 2  nos presenta  la visión del alumbramiento, enfoca el pesebre y la persecución del niño Jesús y a su vez los intentos  de matar al Cristo durante su ministerio de 3 años y medio.  Ver  (Mateo 2:16 y 4:1-17)  El propósito de Juan al presentarnos la imagen de (Apocalipsis 12:3-5) es para que los creyentes inciten su mente   y puedan entender el momento en que el “hombre fuerte” es atado.
En el vs 3 dice: “También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenia 7 cabezas y diez cuernos y en su cabeza 7 diademas;” El dragón es Satanás y las 7 cabezas son los últimos siete papas y los diez cuernos se refieren a los 10 reinos o las tribus góticas del cual nació Roma, ver como Ref. La mujer vestida de sol vs. La fémina vestida de púrpura.  Ahora veamos el vs.4 que dice: “Y su cola arrastraba la 3era parte de las estrellas del cielo y las arrojo sobre tierra. Y el dragón se paro frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto naciese”. Este vs indica el momento en que Satanás es echado por tierra junto con sus ángeles. También nos presenta a la mujer, que como ya sabemos es representativo de la iglesia y nos muestra el nacimiento de la iglesia nuevo testamentaria (los doce apóstoles) y como fueron perseguidos por el imperio romano y luego por el poder político, religioso del sistema romano papal. Veamos el vs.5: “Ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”.

En el vs. 5 Juan nos transporta al momento del nacimiento de Jesús, y luego su resurrección,  a esto se refiere “arrebatado para Dios y su trono”.  Debemos entender que Dios por medio de Juan nos lleva en su relato al pasado, presente y futuro pero sin un orden cronológico, esto tiene un solo propósito: para que los entendidos comprendan. Veamos el vs.6 “La mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustente por mil doscientos sesenta días” Nuevamente Juan nos presenta la iglesia que huyó al desierto, el desierto significa fuera de organismos religiosos sin ataduras y en total dependencia de Dios quien es que sustenta. Compara con (1era de Reyes 17:1-16).  Simboliza también el anonimato, ya que la iglesia no es una estructura arquitectónica, ni un organismo religioso, es el conglomerado de creyentes que solo por la gracia de Dios reconocen a Jesús como su salvador.  Para ser sustentada, ésta es la promesa hecha a los apóstoles antes de Jesús ascender al cielo. (Ver Hechos 1:4).

A través de 2 mil años la iglesia ha sido sustentada por el Espíritu Santo, el cual sustentará hasta el retorno de Cristo.  Analicemos la revelación de (Hechos 1:7-8, Apocalipsis 12:7).  “Después hubo una gran batalla en el cielo, Miguel  y sus ángeles luchaban con el dragón”, antes y después registra el histórico evento, preservado para la eternidad del triunfo y resurrección de Cristo y acenso al cielo y el desahucio judicial de Satanás y sus ángeles, Satanás fue arrojado a este abismo confinado por mil años, pero no prevalecieron ni se hayo ya lugar para ellos en el cielo.  El libre acceso de Satanás concluye cuando Cristo asciende al cielo y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero, este fue arrojado a la tierra, notemos “fue arrojado” revela un pasado, no un futuro.  De acuerdo a la historia el Apocalipsis fue escrito en el año 96 d/c.  Estamos claro que Juan reconocía que el vivir, el morir y la resurrección de Cristo era la gran cadena que desahuciaba al dragón del cielo y lo confinaba con grilletes celestiales a este globo terrestre. 

Es por tal razón que presenta las ataduras y el desahucio en un pasado, ya que había transcurrido 63 años y medio de este evento.  Y oí una gran voz del cielo que decía: “Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, por que ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche” (Apocalipsis 12:10. Ver Job 1:6).  “Vi un ángel descendía del cielo con la llave del abismo” (Apocalipsis 20:1).  La descendencia caída desde Adán hasta Cristo estaba confinada, condenada a muerte, el pecado la había encadenado, la había separado de Dios.  Satanás era el carcelero que los mantenía atado con el pecado.  Desde Adán hasta Cristo “nadie” había podido darle a las exigencias divinas una perfecta obediencia.  El ángel que descendía del cielo era Cristo.  “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa sin esperanza y sin Dios en el mundo”. (Ef. 2:12-17).

Cristo siendo en forma de Dios, “no estimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojo de sí mismo, tomando forma de siervo, en carne y sangre”. (Fil. 2:5)  Cristo tomó nuestro lugar, vivió una vida pura y santa y nos sustituyó en la muerte y muerte de cruz.  Ver (Filipenses 2:5, 3:20, Colosenses 1:21).  Aunque esta cadena de (Apocalipsis 20) era una gran cadena solo contaba con "33 eslabones y ½".  El vivir, el morir y la resurrección de Cristo, treinta tres años, periodo transcurrido desde que Cristo asciende al cielo hasta su segunda venida. (Hechos 1:10-11).

  En la literatura hebrea todo periodo de 40 años a 7,000 años se le llamaba milenio, esta interpretación se aplicó hasta el año número 100 años d/c. Ver ref. Diccionario Ilustrado de la Biblia pg.423.  Juan escribe el Apocalipsis en el año 96 d/c.  Todavía en ese tiempo esta aplicación era correcta.  Analicemos nuevamente: “y prendió al dragón”, lo arrestó lo confinó por mil años.  La expresión “lo prendió”, lo ato esta expresada en un pasado.  La expresión no dice: lo confinará o lo atará, en un futuro;  si la expresión de Juan va dirigida a un pasado esta establece que el evento ocurrió cuando Cristo asciende al cielo, como así lo establece en (Apocalipsis 12:5).  De hecho Juan expresa un pasado por que el Apocalipsis fue escrito en el año 96 d/c y las ataduras ocurrieron 63 años antes con el vivir perfecto y el morir de Cristo, sus 33 años½  de vida.  (Apocalipsis 20:3)  “y lo arrojó al abismo”, pasado; no dice y lo arrojará al abismo, futuro.  Notemos el énfasis en un pasado, “y lo encerró”.  Esto es para mentes despiertas,  (Daniel 12:10).  Satanás  era “el hombre fuerte” que confinó al hombre caído a este abismo terrenal y le puso su sello y lo tuvo como posesión hasta la resurrección de Cristo. Comparemos con (2nda Corintios 1:21-22, Efesios 1:13, 4:3).  “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor  a los que son suyos;  y: Apártese de iniquidad todo aquél que invoca el nombre de Cristo”. (2nda de Timoteo 2:19, Apocalipsis 7:3). Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo de la promesa y Satanás no tiene poder sobre su propiedad, porque está atado para hacerlo. ¡El no puede engañar a los que tienen el sello del Dios vivo!                                                                                                                                                 Hermano mío, lo único que te da poder de no ser engañado es depender del sacrificio de Cristo, este no es opcional, ni negociable, no tiene añadiduras, es solo por gracia, no depende de días de adoración, no depende de obras humanas, es solo por Cristo.  De la misma manera que Satanás  fue atado, también será desatado. (Apocalipsis 20:7)  No obstante el Espíritu de Dios viene con la encomienda de sellar el remante de sus hijos(as), este sellamiento dura 110 días y concluye el día 1,260.  ver (Daniel cap. 12), este día es cuando el dragón es desatado.

Repasemos brevemente, el ángel con la llave del abismo y la gran cadena es Cristo, encierra seis mil años de maldad y pecado y los pone sobre su espalda al cumplir obediencia perfecta a la ley. Prende al dragón con su cadena (33 años ½ de vivir perfecto) y lo confina a esta tierra sin tener acceso a la presencia del Padre para acusar a los hijos de Dios. “Y fue lanzado fuera el dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.  Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo por que ha sido lanzado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche.” (Ap. 12:9-10 / Job 1:6).

  Ahora leamos Apocalipsis 20:3  “Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos los mil años y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.   Analicemos en detenimiento el verso 3. Satanás fue arrojado a tierra, Dios puso su sello sobre él; ¿Que significa esto? En la muerte de Jesús se le efectuó juicio y ahora es reo de muerte esperando su sentencia. Cristo le quito el botín (nosotros) fuimos liberados del yugo y por mil años (que están ya transcurriendo)  es encerrado, pero debe ser desatado por un poco de tiempo para que selle a los que son suyos. Ver (Ap. 13:4-9   En el vs 4 de Ap. 20), el apóstol Juan nos traslada al juicio de Dios; “y vi tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y las almas de los decapitados por causa del testimonio de Dios, los que no habían adorado a la bestia y a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus mano; y vivieron y reinaron con Cristo por mil años.” Cuando Juan nos muestra el juicio de Dios nos presenta a la iglesia ya glorificada frente a la presencia del Cordero. Aquí encontramos la razón porque el periodo milenial no ocurre después del levantamiento, sino que está ocurriendo ahora, desde el ascenso de Jesús hasta el presente. Tenemos la obligación de preguntarnos: ¿A quienes Dios le dio la facultad de sentarse a juzgar? En el verso 4 lo indica: las almas de los decapitados, (esto son los mártires, muertos, asesinados por el testimonio de Dios) los que no habían adorado a la bestia y a la imagen y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo por mil años (estos son los creyentes que no siguen doctrinas de hombres ni se hacen de imagen en el cielo y en la tierra, aquellos que siguen a Dios y no a hombres.)  El apóstol Pedro declara en su primera epístola: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable, vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1era de Pedro 2:9 y 10). Estos son los que reinan con Cristo mil años, comparece con (Apocalipsis 6:9). El apóstol Pedro escribió en presente continuo en los versos 9 y 10, “Mas vosotros sois” no dicen serán, en futuro, después de la glorificación, como se ha divulgado en los templos en la actualidad, “pueblo adquirido por Dios”, ¿Como fuimos adquiridos por Dios? La respuesta es sencilla, sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados; Jesús derramó su sangre, Dios nos compró por medio de Cristo. ¡Aleluya!  Y no queda ahí, hubo un propósito para adquirirnos: “para que anunciéis las virtudes de aquel que nos llamo de las tinieblas a su luz admirable”  ¿Que mas podemos pedir los creyentes, sino que sus hijos  anuncien el reino de su Padre? Estamos reinando y eso significa reinar en la era milenial.  ¿Necesitan más pruebas?  Leamos (Mateo 28: 18 al 20) “Jesús se acerco y les hablo diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” Jesús le dio la autoridad a los discípulos, la iglesia naciente, porque su Padre le había otorgado la autoridad y El se la impartió a su iglesia, le dio la potestad y autoridad de predicar, bautizar en el nombre de su reino como embajadores y sus representantes. ¡Si lo explicado anteriormente no es reinar, entonces no se que esperan los creyentes concerniente al Reino de Dios! Pero si aun alberga duda vuestro corazón, veamos el evangelio de (Marcos 16:17) lo que le describe Jesús a sus discípulos y por consiguiente a nosotros: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas (¿no ocurrió en el día del Pentecostés?) tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanaran.”  Continúo insistiendo, ¿Acaso lo descrito anteriormente,  no es reinar, acaso no es tener potestad y autoridad, no estamos reinando con Cristo ahora?

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